Dimitris Pikionis, el maestro discreto.
Manuel Asín
Un desconocido para el gran público y un maestro de arquitectos a la altura de Le Corbusier, Van der Rohe o Aalto, Dimitris Pikionis (1887-1968) es uno de los máximos exponentes de la arquitectura griega del siglo xx. Para llenar ese vacío en torno a su figura y por la actualidad de su discurso sobre el lugar, la ecología y lo identitario, el Círculo organizó Dimitris Pikionis. Una topografía estética. A través de planos, dibujos, textos y fotografías, la exposición reconstruye el proceso creativo del autor de los accesos a la Acrópolis, su gran proyecto, del que se ha hecho exprofeso para la muestra una maqueta en piedra. Manuel Asín, director de programación del Cine Estudio, entrevista a los comisarios: la arquitecta Covadonga Blasco y el también arquitecto y presidente del Círculo Juan Miguel Hernández León.
entrevista con Juan Miguel Hernández León Covadonga Blasco
Dimitris Pikionis podría incluirse dentro de la nómina de grandes arquitectos del siglo xx. Sin embargo, fuera de su país, Grecia, donde desarrolló su obra arquitectónica, su figura apenas se conoce. En vuestra opinión, ¿a qué se debe este desequilibrio?
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
Aunque de una manera parcial, en el mundo profesional de la arquitectura, sobre todo en el académico, la figura de Pikionis es conocida. De hecho, en cualquier curso sobre temas como el paisaje o el tratamiento del lugar siempre aparece. Cuando yo era estudiante de arquitectura, hace muchos, muchos años, al menos un sector de alumnos ya lo conocíamos. Sin embargo, es completamente desconocido para el gran público y aparece de manera tardía en la historia de la arquitectura. El primero que le da un papel relevante en la historiografía es Kenneth Frampton, que lo visita en Atenas en 1957 y conoce su obra. Frampton lo ubica en lo que denominó «regionalismo crítico»; es decir, en una posición no contraria, pero sí crítica, ante los parámetros fundamentales del movimiento moderno.

Covadonga Blasco en el CBA. Foto Miguel Balbuena
COVADONGA BLASCO
No creo que la figura de Pikionis tenga poca repercusión. De hecho, la exposición, con más de cinco mil visitantes, ha tenido una buena acogida. Coincido con Juan Miguel en que es más o menos conocido según el sector. Recuerdo haber calcado su camino a la Acrópolis en mi proyecto de fin de carrera, pero desconocía muchas facetas suyas que me han hecho ver que su aportación a la arquitectura fue trascendental, no solo por los accesos a la Acrópolis, sino también por sus escritos, que merecerían el mismo reconocimiento. Si Pikionis hubiera tenido la personalidad de Le Corbusier, es probable que lo hubiera superado. Pikionis está al mismo nivel que Le Corbusier, Mies o Alvar Aalto. Sin embargo, el contexto de la época y su propia personalidad le han llevado a un lugar más silencioso y discreto.
Tras la inmersión en la obra de Pikionis previa a la exposición, ¿podríais definir su aportación trascendental a la arquitectura? ¿Os atreverías a fiar a un rasgo el valor de Pikionis como arquitecto y como artista?
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
Realzar y enfatizar la importancia histórica de la obra teórica, artística y arquitectónica de Pikionis supone encontrar una de las componentes de las líneas de lo que se llamó la Tercera Generación, donde la historiografía clásica incluía a Alvar Aalto. Cuando Norberg Schulz escribe sobre Aalto, habla del concepto de locus logi; es decir, la poética o el espíritu del lugar. Esa condición a veces se proyecta en formas arquitectónicas que, de alguna manera, dialogan con el contexto. Yo creo que la importancia de Pikionis radica en que lleva el concepto de lugar mucho más allá del regionalismo crítico. Para él, el lugar no es solo un espacio o una topografía: es una cultura, son unos mitos, es una religión; o sea, existe un mundo que condiciona esa poética sobre el lugar. La figura de Dimitris Pikionis es fundamental para comprender esa otra posibilidad respecto a lo que podemos entender como modernidad o revisión crítica de la modernidad convencional de la arquitectura.
COVADONGA BLASCO
Para mí se trata de algo más poético. El hecho de estar enraizado al lugar, del que habla Juan Miguel y que lo define, lo relaciono con la humildad que siempre distinguió a Pikionis. No hay que entender su humildad como simplicidad, sino como una vinculación con la tierra, con el humus. Como decía Paul Klee, el artista es como un árbol. Esa analogía es la que define a Pikionis. Era una persona sensible a los condicionantes sociales, espaciales, históricos y mitológicos que pasan a través de él y que proyecta de manera coherente con esa energía de la tierra.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
El concepto de mundo trasciende lo que coloquialmente entendemos por mundo. Nos tenemos que acercar al mundo filosófico para entenderlo. En ese sentido, existe una condición panteísta en el pensamiento de Pikionis. En frases y textos suyos que hemos traducido e incorporado a la exposición, explica esa relación fértil con el concepto de physis, de naturaleza, de la que todo emana. Es como si, a través del arte, se pudiera introducir una criba en el caos con el que se presenta esa relación con el mundo, con el territorio, con la tierra, con la naturaleza.
En uno de sus textos, Pikionis habla del Partenón y la Acrópolis, y dice que no se trata «de una operación que sea ajena a la piedra donde se asienta», porque surge de la propia piedra. La relación poética que mantiene con la piedra, que es la tierra griega, tiene una raíz panteísta que nos llevaría a relacionar a Pikionis con los presocráticos.

Dimitris Pikionis, detalle del pavimento del camino hacia la colina
de Filopapos. Foto Alejandro Alcolea
Consideráis que el hecho de que Pikionis preste atención a ese tipo de cuestiones hacen de él un arquitecto y un artista de actualidad. Sus preocupaciones entroncan con las de las sociedades contemporáneas, como nuestra relación como especie con las otras especies, incluso la necesidad de intentar comprender de manera más amplia de qué formamos parte y cuestionarnos nuestra relación con lo que nos rodea.
COVADONGA BLASCO
Pikionis es la confirmación de que convivir en un mundo que ahora llamamos sostenible se basa en una relación de respeto y consideración con la Tierra. La ecología es la ciencia de la casa, que es donde estamos todos. Ese respeto hacia algo que es mayor que nosotros y a lo que pertenecemos es ancestral. Así lo entendía Pikionis, como algo inherente a su cultura que, además, nos hace avanzar. En los años sesenta, Fuller, con su pensamiento de ingeniero, mucho más técnico, hablaba de lo mismo.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
La obra de Pikionis aparece como una especie de posible modelo que coincide con las preocupaciones contemporáneas. Es muy sugerente entender su manera de trabajar cuando construye los accesos al Partenón, a la Acrópolis y al monumento a Filopapos. Además de reivindicar el tiempo como fase del proyecto, cuestión que ha introducido uno de los grandes males en el trabajo de la arquitectura contemporánea, Pikionis trabaja con las manos. Su capacidad de integrar la tradición, la artesanía, la mano de obra, la relación con la vegetación y con el arbolado nos hace comprender que la razón de esta exposición no se limita a una revisión historiográfica de la arquitectura moderna, ni a rescatar del posible olvido a una de las figuras pertenecientes a otra modernidad, sino que el proyecto de Pikionis, por su carácter integrador, coincide con la preocupación contemporánea sobre el lugar, la ecología y lo identitario no excluyente. Una de las posturas trágicas de Pikionis es su lucha por ser capaz de recuperar o reintegrar algo identitario, tradicional. De ahí su preocupación por la arquitectura regional, por la cultura bizantina, por sentirse un eslabón de la cultura helenística, que surge en un momento concreto en el que se construye un mundo a partir del encuentro entre Oriente y Occidente; una serie de cuestiones, todas ellas, de una enorme actualidad.
Con esta exposición, muy sintética, hemos intentado expresar quién es Pikionis a través del conjunto de su obra y ofrecer una reflexión que nos afecta como contemporáneos.
COVADONGA BLASCO
Una de las primeras decisiones que tomamos como comisarios fue no imponer una lectura al contenido, sino que las palabras de Pikionis y la organización espacial crearan una relación nueva con sus dibujos o sus pinturas, en la que cada visitante pudiera tomar un camino diferente, pues son muchos los temas que se tratan.
Pikionis pertenece a la estirpe de los pintores arquitectos o arquitectos pintores. En su caso, con una formación como pintor muy fuerte y con unas experiencias muy marcadas. ¿Qué aporta esa doble condición a su arquitectura? ¿En qué medida le influyó su formación en bellas artes y sus relaciones con otros artistas que le influyeron, como De Chirico?
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
La dificultad que plantea esta versatilidad en muchos de los arquitectos es el problema clave de una reflexión desde la filosofía sobre el arte y las artes, sobre el Kunst y la tekné. Esa relación implica que, en el concepto de arte como universal, existe una transversalidad, pero también una capacidad unitaria, en el sentido de que implica una reflexión sobre qué es el arte. Con arte no me refiero a la pintura, la música, la arquitectura, la escritura, sino a qué hay de común en todas ellas. Por su parte, las artes concretas están sometidas a una tekné específica. En ellas resuena el uno, pero son las partes.
Bajo mi punto de vista, no hay arte sin técnica, pero las técnicas escogen estrategias diversas. En la forma de construir y aparejar los fragmentos de edificios clásicos destruidos hay una sensibilidad pictórica, pero va más allá. En ese sentido, la complejidad del personaje nos puede hacer reflexionar sobre cuestiones pertenecientes a la filosofía del arte; es decir, saber de qué manera se distribuyen las distintas prácticas y conocer qué tienen en común.
COVADONGA BLASCO
En el caso concreto de Pikionis, si hay algo que lo describe es esa fricción constante entre las múltiples opciones y preguntas que tiene en la cabeza: «¿dónde estoy, en Bizancio, en Occidente, en la pintura, en la arquitectura?». Lo bueno de la pintura es que la puedes meter en un baúl, como hizo él, pero la arquitectura difícilmente se puede tapar. Como Francis Bacon, que quemó toda la pintura que hizo durante diez años, Pikionis pasó por esa fase de rechazo de su obra, clasificó toda su pintura y la metió en un baúl, pero en ningún momento dejó de ser pintor. Creo que esa necesidad de pintar la fue acomodando a la arquitectura, que es lo que le daba de comer. Por eso, sus dibujos en torno a la Acrópolis o sus perspectivas muestran el punto de vista de un pintor, y sus pavimentos son el reflejo de alguien que sabe pintar. Al mismo tiempo, Pikionis reconoce en Cézanne el objetivo al que jamás podrá llegar.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
La influencia y el interés por la obra de Cézanne es algo muy importante. Cézanne es el pintor geológico. En las numerosas entrevistas que concedió y también en sus textos, explica que existe una especie de emanación de lo geológico en la práctica, estructura y composición del color en su obra.
COVADONGA BLASCO
Yo imagino a Pikionis reconociéndose como alguien inferior a Cézanne. Él piensa, al igual que le ocurría a Picasso, que nunca alcanzará al maestro. Por encima de su pintura, hay algo vocacional en él, que es el servicio a la cultura griega. Cuando deja de ser profesor en la universidad pública, escribe que deja de servir a su pueblo.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
Resulta muy indicativo que no escriba sus memorias, en las que da razón de su trayectoria, de su vida, de sus inquietudes e influencias, hasta su jubilación como profesor.
COVADONGA BLASCO
Y lo hace casi por obligación. Esto nos lleva al principio, a respondernos por qué no ha tenido hasta ahora el reconocimiento que merece. Ya en su época, Pikionis era el raro, el pintoresco.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
Lo llamaban el arquitecto poeta.
COVADONGA BLASCO
Él no rechaza seguir la norma, pero lo hace desde una firmeza sensible, lo que va unido a una forma de estar más prudente.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
Históricamente, es importante el hecho de que cuando llega a Atenas, en 1933, el barco del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), liderado por Le Corbusier, se le ofrece la posibilidad de incorporarse al CIAM, lo que suponía la legitimación de que estabas en la onda. Pero él se niega y da una conferencia en la que reivindica la relación con el lugar, con la ornamentación, con la tradición, etc., y reafirma su postura reivindicativa desde la humildad. A diferencia de Picasso, que se va a París, se queda, triunfa allí y tiene, por tanto, la condición de centralidad cultural, Pikionis se vuelve a Antenas. Con el sentimiento de los poetas, escritores y pintores que había conocido, regresa a la periferia, desde donde defiende una posición reivindicativa, pero asumiendo un punto de partida distante, inferior respecto a lo que se enfrenta. Hay que recordar la trayectoria de los focos culturales de la modernidad: primero es Viena, después, París, desde donde salta a Nueva York, sobre todo en el ámbito de las artes plásticas. Grecia se ha quedado en una situación comparable a la de Italia, aunque más digna. Italia pasa por un periodo de purgatorio, ya que sus movimientos de vanguardia, como el futurismo, habían tenido una liaison deudora con los fascismos. No es tan fácil incorporarse a los focos de influencia desde Grecia como desde París, que tiene una importancia en la preguerra y en la posguerra. Hay que recordar que la influencia de la cultura alemana también está presente en la formación de Pikionis.
Pikionis vuelve a Atenas durante la guerra, una decisión vinculada con esa vocación de servicio a su país. Su actividad como profesor, como pedagogo, tiene continuidad en el proyecto de la Acrópolis y la colina del Filopapos, en el que incluye a sus estudiantes. ¿En qué medida influyen en Pikionis la cuestión de la reconstrucción y el contexto histórico?
COVADONGA BLASCO
En el ámbito más personal, su hija, Agni Pikioni, nos contaba que dentro de esa comunidad de estudiantes y profesores Pikionis tenía una relación muy cercana con todos ellos. Al mismo tiempo, creo que ese periodo complejo favoreció la invención de un mundo nuevo. En todos sus planes de reconstrucción y renovación encontramos esa vocación de servicio a la cultura griega, con ejemplos como la escuela de Licabeto o el hotel Xenia. El quería reconstruir su país, pero no de una forma superficial, lucrativa, sino desde su condición de ciudadano griego. También por eso se opuso al CIAM de 1933.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
Durante la Segunda Guerra Mundial, Grecia sufre la ocupación alemana. Por tanto, en los años posteriores a la guerra, cuando la Alemania nazi está rota, empiezan los problemas de reconstrucción en Grecia. No se trata solo de una reconstrucción física, sino también moral. Esa reconstrucción moral tiene mucha presencia en la obra de Pikionis: los accesos a la Acrópolis o el hotel Delfin se realizan en los años cincuenta; es decir, cuando ya ha acabado la ocupación alemana y, de alguna manera, expresan esa necesidad de recuperar la dignidad, que coincide con la búsqueda de una identidad helenística pero moderna.

Maqueta de los accesos a la Acrópolis en Dimitris Pikionis. Una topografía estética. Foto Miguel Balbuena
Pikionis opta por no seguir ciertas tendencias de la arquitectura moderna, como el planteamiento funcionalista, sino que emprende una búsqueda más profunda que enraíza en la tradición. Frente a la arquitectura de las islas blancas, que tanto éxito tuvo, se va a decantar por la arquitectura del interior del país, más mineral, oscura y granítica… ¿Cómo fue su trabajo de investigación alrededor de la arquitectura vernácula griega?
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
La arquitectura regional aparece, de una manera u otra, en todas las vanguardias. Pero Pikionis la lleva más allá. En uno de sus textos habla de cómo construye su casa el agricultor, que es alguien que no ha leído libros de arquitectura, no tiene un tablero de dibujo ni cuenta con imágenes previas, pero construye su casa de una manera natural. Ese texto es comparable al que escribió en 1911 Adolf Loss: Arquitectura. En un pasaje en el que describe un paseo idílico por una montaña, de pronto, Loss descubre una casa que no colisiona con el paisaje, y dice: «No la ha hecho un arquitecto». Tanto Pikionis como Loss recuperan la naturalidad del proceso constructivo, de lo que es una casa: una casa es un hogar. Pikionis describe en sus textos la arquitectura regional y la arquitectura griega popular, pero el trasfondo más profundo de su pensamiento se encuentra en esa relación natural respecto a lo que es edificar, entendido como habitar.
En cuanto a la imagen de lo helénico, en nuestro imaginario lo asociamos a la imagen de Grecia que se desprende de la lectura alemana de lo helenístico. Sin embargo, Pikionis le va a quitar esa costra blanca, por decirlo de una manera gráfica, para llegar a lo que hay detrás. ¿Cuál es la postura de Pikionis respecto a lo helenístico?
COVADONGA BLASCO
Va unida a la literatura. Zorba, el griego, de Nikos Kazantzakis, muestra cómo es la vida de un griego. También esa dualidad, esa lucha entre Zorba, que celebra la vida y dice aquello de «te cuento bailando lo que no sé decir con palabras», y Basil, el intelectual, que quiere darle una forma racional a todo. Ese choque entre el pensamiento y el saber vivir mediterráneo es lo que produce una arquitectura realmente griega, en la que subyace lo verdaderamente esencial: la familia, los olivos y el mar. Lo helenístico en Pikionis tiene que ver con el reconocimiento y la aceptación de ser lo que eres.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
Entre los episodios históricos o culturales que debieron afectar a Pikionis está el intento nazi de consolidar una hipotética identidad griega clásica con la raza aria. Publicaciones relativamente recientes muestran los intentos de los arqueólogos alemanes por encontrar el origen de la raza aria. Como hallaban elementos de carácter muy rudimentario que no dejaba satisfecha a la cultura nazi, empezaron a crear el mito de que los griegos clásicos eran arios, solo después, el mestizaje con la parte oriental del país habría hecho degenerar al griego. Esto exigía una reacción, que encarna la figura de Zorba, el griego, para recuperar la dignidad que se ha intentado secuestrar desde una ideología racista y autoritaria. Esa idea de recuperación de una realidad helenística propia, y no del origen mítico, está presente en la literatura y en el mundo de Pikionis.
Algo que puede sorprender al acercarse a su biografía es su aproximación y su cercanía a figuras con intereses herméticos, casi esotéricos, incluso a la teosofía, que es también muy importante en muchas prácticas modernas. Yo lo interpreto como una consecuencia de sumergirse verdaderamente en la tradición y en algo tan importante dentro de ella como es la magia. ¿Qué valoración os merece esa dimensión más hermética de Pikionis?
COVADONGA BLASCO
Su conocimiento profundo del origen del mito, de la literatura, está muy unido a la voluntad de no cerrarse a la cultura griega.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
Hay una distinción, que proviene del siglo xvii, entre lo que es una verdad analítica y una verdad existencial. Las verdaderas analíticas residen en el pensamiento abstracto, mientras que la verdad existencial es algo abierto, donde se establece una relación de otro tipo con el mito, con lo mistérico. Pikionis es un personaje de su tiempo y se da cuenta de algo que hoy debemos comprender: no podemos ser elementos estructurados por el algoritmo. Ese es otro de los mensajes que creemos que se pueden deducir de la obra de Pikionis: lo analítico, lo abstracto, el algoritmo matemático no da razón de lo existencial. Lo existencial no es la esencia del logos, sino la razón de la existencia, y eso nos relaciona con lo que llamamos mundo.
COVADONGA BLASCO
Los mitos y la religión son productos de la imaginación, y la imaginación nunca miente. El mito se ha menospreciado por ser considerado una falsedad. Ahora los mitos son Elvis Presley o Diana de Gales, pero la narración que conforma nuestra cultura se sustenta en el mito.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN

Juan Miguel Hernández León en el CBA. Foto Miguel Balbuena
El mito pertenece a una de las capas existenciales profundas de lo que llamamos ser humano. Sin embargo, la modernidad tecnológica va acosando, eliminando al mito. El concepto de lo sagrado no es religioso, lo sagrado es, precisamente, la relación con aquello que no puedes reducir a una fórmula matemática o a un razonamiento lógico, en el sentido convencional de la lógica. Hay cierto aroma nietzschiano en nuestra lectura sobre la obra y la personalidad de Pikionis, y ya Nietzsche advertía que la mentira puede ser más verdad que lo que entendemos como verdad. El mito no es mentira, sino un tipo de relación con lo sagrado, que es aquello que no tiene explicación directa ni lógica, pero que está ahí. Eso explica ese interés, incluso histórico, que vuelve continuamente. La new age participa, de una forma quizá algo deteriorada, en ese proceso de búsqueda para entender quién eres y dónde estás, liberado de la tiranía algorítimica o matemática.
COVADONGA BLASCO
Pikionis emprende esa búsqueda desde su mirada de arquitecto. Quizá habría que hacer una cartografía de vegetación sagrada o de ríos sagrados para no generar un crecimiento urbano que ponga en peligro estos elementos que han sido respetados durante siglos y que, de repente, se ven amenazados por criterios que devalúan esa condición de lo sagrado.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
La piedra es sagrada para Pikionis. No hay que olvidar su relación con el pitagorismo, algo que también se ha convertido en un tópico. En sus textos, habla de la geometría cósmica y del número cósmico. Lo que suele reivindicar la matemática tradicional es un neopitagorismo, pues existe muy poco texto original sobre pitagorismo. El concepto de número en Pitágoras era sustancial, poseía una dimensión simbólica. Si podemos hablar de un pitagorismo en Pikionis, se encuentra más cercano al Pitágoras originario que a las corrientes de reinterpretación de una supuesta doctrina pitagórica.
Una parte destacada de la exposición es una suerte de antología de los proyectos más relevantes de Pikionis. Entre ellos, hay uno que puede considerarse la joya de la corona: los accesos a la Acrópolis, el Partenón y la colina de Filopapos. La joya de la corona de la exposición es la maqueta en piedra que habéis creado de ese proyecto. ¿Qué os hizo decidiros a realizarla?
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
La percepción del proyecto de los accesos a la Acrópolis es siempre fragmentaria: hay fotografías de fragmentos, planos esquemáticos que no se corresponden con las decisiones que se tomaron después sobre el terreno… Por ello, desde el principio, Covadonga y yo compartíamos una idea básica: ofrecer una visión unitaria del proyecto. Pensamos que solo con una maqueta que tuviera una gran precisión topográfica podríamos ofrecer la posibilidad de entender unitariamente el proceso. Nunca antes se había planteado algo que permitiera acceder al proyecto de Pikionis desde la unidad.
COVADONGA BLASCO
Al principio, nos extrañaba que no hubiera una maqueta urbanística de ese trabajo, pero luego entendimos que no la había porque era realmente difícil hacerla. Tras un proceso de investigación sobre el material y el lenguaje que íbamos a emplear, al final, por una cuestión práctica, la maqueta se seccionó en metopas, y encontramos el vínculo con el templo griego y con la piedra. Todos nos hemos sentido obreros de Pikionis. Por mucho 3D, gif o big data que haya detrás, el acabado, la precisión, el trabajo manual y milimétrico de cada esquina, de cada lijado, ha sido un diálogo entre técnica, precisión y artesanía, el lenguaje adecuado con el que contar este proyecto.
JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
En un libro se pueden presentar planos, pero un plano nunca podrá reproducir lo que es realmente ese trabajo de Pikionis, en el que las tres dimensiones son fundamentales. En la exposición se podía ver el plano general hecho por él, que muestra la hipótesis y el diseño original, pero cuando lo ves sin profundidad pierdes la relación con la topografía que tiene la obra. Eso solo se puede entender en una maqueta tridimensional. Al fin y al cabo, a la exposición le dimos el título de «Topografía estética».

Dimitris Pikionis, fachada de la iglesia San Demetrio Lombardiaris. Foto: Alejandro Alcolea
EXPOSICIÓN DIMITRIS PIKIONIS. UNA TOPOGRAFÍA ESTÉTICA
13.02.24 > 27.04.24
COMISARIADO COVADONGA BLASCO • JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN
CICLO DE CONFERENCIAS
PARTICIPAN JUAN MIGUEL HERNÁNDEZ LEÓN • JUAN RAMÓN MARTÍN • COVADONGA BLASCO • HARIS PAPOULIAS
ORGANIZAN MUSEO BENAKI • CÍRCULO DE BELLAS ARTES
COLABORAN INSTITUTO CERVANTES DE ATENAS • INSTITUTO ITALIANO DI CULTURA DE MADRID • EMBAJADA DE GRECIA EN ESPAÑA